Eres tu Voz

09/19/2018

Desde bien pequeña, tengo recuerdos de mí misma cantando. Siempre me ha gustado cantar.

Afortunadamente, a lo largo de mi vida nunca he sentido que mi voz o mi canto resultaran molestos para las personas de mi entorno. Ni mi familia ni mis amigos pusieron límites a mi expresión vocal ni a mi canto, y apoyaron siempre mis "iniciativas musicales" con ilusión y confianza.

Sin embargo, a lo largo de mi recorrido vital sí que he tenido que lidiar con un condicionamiento a mi expresión vocal. 

Un condicionamiento mayor que el condicionamiento externo: el condicionamiento generado por mí misma, por mi propio juicio, mis pensamientos, mi opinión sobre mí misma y de mis posibilidades.

Hoy, después de varios años de ofrecer talleres de voz y canto, me animo a decir que la gran mayoría de personas que se acercan a los talleres es porque añoran cantar pero no se atreven a hacerlo. 

A algunas personas  "no les gusta su voz". A otras  se les ha dicho, desde pequeñas, que "cantan mal" o que "desafinan", y su voz ha perdido la confianza, la espontaneidad. Otras  simplemente no cantan,  porque ellas mismas creen que "no tienen" voz.

Sus voces están "agazapadas", retraídas en algún silencioso rincón de su ser, deseando salir a la luz, deseando sonar, resonar, cantar, fluir ... ¿Te suenan estas palabras?

Es un hecho que, por diferentes razones y sin ser demasiado conscientes de ello, a lo largo de nuestras vidas nuestra habilidad natural de expresión vocal y sonora se va debilitando. Desde temprana edad, pensamientos o frases limitantes como "Mejor canto en la ducha, para no molestar" o "Si pretendo cantar, mejor que alguien me enseñe a hacerlo" o "¡Calla, que desafinas!"... van enraizando en nuestra mente, debilitando el vínculo natural entre voz y espontaneidad hasta, aparentemente, desaparecer. Y dejamos de cantar; dejamos de expresarnos a través del sonido y de la voz.

Lo interesante y alentador de todo esto es que esta conexión, esta habilidad primitiva y humana de expresarnos orgánicamente mediante la voz, no desaparece realmente. Sigue latiendo dentro, tan esencial y verdadera como el llanto del primer día de nuestras vidas.

Nuestra voz es la manifestación sonora de nuestra esencia, de nuestro ser: no necesitas saber música o tener una voz "privilegiada" para poder disfrutar de la belleza y la alegría que produce cantar. Re-activar nuestra voz auténtica, re-conectar con su energía vibrante, es un viaje sanador de profunda transformación, alivio y bienestar.

Esta es la razón por la cual me he embarcado en este proyecto llamado Yoga&Voz.

Para seguir generando espacios donde recordar que nuestra voz es única y sagrada, donde seguir entrenando nuestra capacidad natural de usar la voz como vehículo de expresión, bienestar y autoconocimiento.